Idris, el hombre que ocultó por años en qué trabajaba para no avergonzar a su hija
Un famoso fotógrafo de Bangladesh
llamado GMB Akash contó una emocionante historia sobre un hombre que conoció en
uno de sus viajes.
Según relata, su nombre es Idris,
un hombre que a pesar de su extrema pobreza jamás renunció a los sueños de ver
a su hija con un título universitario. Idris trabajó arduamente como limpiador
de alcantarillas para lograr su cometido, aunque lo hizo en secreto para evitar
que su familia sintiera vergüenza.
La historia pasó por manos de un
famoso fotógrafo de Bangladesh, llamado GMB Akash, a quien el mismo Idris le
contó su travesía.
Akash, conmocionado, decidió que
todo el mundo debería de conocer lo que este hombre hizo, por lo que compartió
en su página de Facebook la declaración de este honorable ser humano y
excelente padre.
Idris contó su historia de manera
textual:
Nunca le dije a mis hijas cuál era
mi trabajo. Nunca quise que se sintieran avergonzadas por mi culpa. Cuando la
más pequeña me preguntaba a qué me dedicaba, solía decirle de forma titubeante
que era un obrero.
Antes de llegar a casa tomaba una
ducha en baños públicos, de esa manera no dejaba pista del trabajo que hacía.
Quería que mis hijas fueran a la escuela, que se educaran. Quería que se
pararan frente a las personas con dignidad, que nadie las mirara hacia abajo
como lo hicieron conmigo. La gente siempre me humillaba.
Invertí cada centavo ganado en la
educación de mis hijas. Nunca me compré una camisa nueva, usaba ese dinero para
comprarles libros. Respeto era todo lo que quería ganar para mí. Era un
limpiador.
El día anterior a la fecha de
admisión de mi hija en la universidad, no podía costear su matrícula. No pude
trabajar ese día. Me senté a un lado de la basura y traté de esconder mis
lágrimas. No tenía fuerzas para trabajar. Todos mis compañeros me miraban, pero
ninguno se acercó a hablarme. Había fallado, tenía el corazón roto y ninguna
idea de cómo le diría a mi hija que no podría pagar su colegiatura.
Nací pobre. Nada bueno le puede
pasar a una persona pobre, creía. Después del trabajo, todos los trabajadores
se acercaron a mí, se sentaron a un lado y me preguntaron si los consideraba
hermanos.
Antes de que pudiera contestar,
colocaron sus ganancias del día en mi mano. Cuando traté de rechazarlas, todos
me enfrentaron y dijeron: ‘moriremos de hambre hoy si es necesario, pero tu
hija tiene que ir a la universidad’. No supe qué responder. Ese día no me bañé.
Llegué a casa como un limpiador.
Mi hija está a punto de terminar
la universidad. Tres de ellas ya no me dejan trabajar. Mi hija consiguió un
trabajo de medio tiempo y las otras tres dan asesorías. Regularmente, mi hija
universitaria me lleva a mi lugar de trabajo. Alimenta a mis compañeros.
Ellos ríen y le preguntan por qué
lo hace. Ella respondió: ‘ustedes no comieron aquel día y así pude convertirme
en lo que soy ahora; recen por mí para que pueda alimentarlos cada día’.
Ahora ya no me siento un pobre.
¡Quién con hijas así podría serlo!
Hasta a el hombre más macho se le
parte el corazón con esta conmovedora historia. ¿Has pensado en todo lo que tus
padres han hecho por ti y que tal vez no te habías dado cuenta?
Éxodo 20:12
[12] Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
Participar en la conversación